Ya sea como alimento, como botana o como ingrediente para productos de belleza, el aguacate es uno de los muchos regalos de México para el mundo.
Con más de 10 mil años de historia y una fuerte presencia en diversas recetas culinarias, el aguacate es hoy uno de frutos de mayor aprecio en las mesas del mundo, ya que es utilizado para elaborar salsas, sopas y ensaladas, e incluso como ingrediente clave en tratamientos de belleza.
También conocido como palta (quechua), cura, avocado (inglés) o abacate (portugués), el aguacate es un árbol con fruto comestible que pertenece a la familia Lauraceae y cuyas propiedades nutricionales son altamente benéficas para la salud.
Su nombre proviene del náhuatl “ahuacatl”, que significa “testículos del árbol” y su origen data de más de 10 mil años, de acuerdo con vestigios encontrados en una cueva de Coxcatlán, Puebla, donde se detectaron restos de la especie Persea americana Mill.
Al igual que muchos otros frutos y hortalizas mexicanas, el aguacate fue introducido al mundo por los españoles durante la época de la Colonia, para convertirlo en uno de los alimentos básicos del planeta, además de constituirse en una de las botanas más tradicionales gracias a la salsa conocida como guacamole.
Con su difusión, también se dio una importante diversificación, lo que permitió la aparición de variedades como Hass, Fuerte, Bacón, Rincón, Zutano y criollos raza mexicana, que fueron ampliamente cultivados durante las décadas de los 50, 60 y 70.
Gracias a su gran aceptación en otros países, como los europeos, se creó el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas del Aguacate en el Estado de México (CICTAMEX) para continuar con las actividades de mejoramiento genético de la especie, labor a la que se han sumado instituciones como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y la Comisión Nacional de Fruticultura (Conafrut).
Hoy en día, junto con productos como el maíz y el chile, el aguacate forma parte de una tradición culinaria rodeada de historia, religión, rituales y costumbres provenientes de siglos anteriores y que se extienden más allá de la alimentación tradicional o nutricionalmente equilibrada.
Pero también es una de las frutas más apreciadas por sus beneficios nutrimentales y su contenido de lípidos (12 a 24%) en comparación con otras frutas, con ácidos grasos monosaturados que ayudan a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, además de aportar minerales al cuerpo, tales como el potasio, el fósforo, el magnesio, el calcio y el sodio, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad.
Además, posee una buena concentración de minerales que necesitamos para nuestra vida diaria. Por ejemplo 100 g de aguacate contienen potasio (507 mg), fósforo (54 mg), magnesio (29 mg), calcio (13 mg) y sodio (8 mg), lo que lo hace adecuado para personas con problemas cardiovasculares; además, el potasio es esencial para la contracción de los músculos y para el funcionamiento del sistema nervioso.
Por sus características nutricionales, su consumo es ideal para disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Por si fuera poco, de acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en 2018, la producción mundial de aguacate fue de aproximadamente 6.5 millones de toneladas.
De este total mundial, México aportó el 34%, con 2.1 millones de toneladas, seguido de República Dominicana con el 10%, Perú con 8%, Indonesia con 6% y Colombia con 5%, según los datos más recientes de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Actualmente, se encuentran cuatro razas de las que derivan todas las variedades de aguacate y que son: la mexicana, auácatl, la guatemalteca, quilauácatl, la antillana, tlacozalauácatl y la costarricense, descubierta recientemente en Costa Rica.
A partir de estas se han desarrollado alrededor de 400 cultivares, de los que sobresalen el aguacate Hass, el Fuerte, el Criollo, el Bacón, el Pinkerton, el Zutano, el Mexicola y variedades poco conocidas pero con un gran potencial por su resistencia a variedades climáticas como el Topa-Topa y el Toro Canyon.
NOTA: SEGOB